Programación

El campo magnético del agujero negro M87* sorprende

Los agujeros negros siempre han sido un misterio, pero ahora uno en particular vuelve a sacudir a la ciencia. Se trata del agujero negro M87*.

Ubicado en el corazón de la galaxia M87, a unos 55 millones de años luz de nosotros, hoy nos abre los ojos.

Nuevas imágenes obtenidas por el Event Horizon Telescope (EHT) revelan que su campo magnético no es estático, sino que cambia y evoluciona con el tiempo, lo que podría obligar a replantear los modelos teóricos actuales.

Este gigante cósmico tiene una masa 6,000 millones de veces mayor que la del Sol y, además, lanza potentes chorros de energía que afectan directamente la evolución de las galaxias.

De hecho, se sabe que regula la formación de estrellas y distribuye energía a escalas enormes.

Lo más llamativo de estas observaciones, realizadas en 2017, 2018 y 2021, es que la polarización de su campo magnético cambió de dirección en esos años.

Agujero negro

En 2017 giraba hacia un lado, en 2018 parecía estabilizarse, y en 2021 se invirtió por completo.

Esto muestra que el entorno del agujero negro es dinámico, turbulento y en constante evolución.

Los científicos creen que estos cambios no solo dependen de su campo magnético interno, sino también de factores externos, como un plasma magnetizado que actúa como una “pantalla de Faraday”, distorsionando la luz antes de que llegue a nuestros telescopios.

Aun así, hay algo que se mantiene constante: el tamaño del anillo que rodea a M87*.

Esto confirma lo que Einstein ya había predicho en su teoría de la relatividad, aunque el patrón de polarización se comporte de forma mucho más compleja de lo esperado.

Gracias a telescopios como Kitt Peak en Arizona e Iram Noema en Francia, y al desarrollo de nuevas herramientas de análisis, el EHT pudo ofrecer estas imágenes más claras que nunca.

“El plasma cerca del horizonte de sucesos es cualquier cosa menos estático: es dinámico y complejo, y desafía nuestros modelos”, explicó Paul Tiede, del Centro de Astrofísica de Harvard.

En resumen, el agujero negro M87* no solo nos recuerda lo pequeños que somos frente al universo, sino que también confirma que todavía tenemos mucho que aprender sobre cómo se comportan estos colosos espaciales.

Con información de Wired.

Silvia Chavela

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