El creciente consumo energético de la inteligencia artificial se ha transformado en uno de los mayores retos para el futuro tecnológico.
Los servidores que alimentan modelos cada vez más potentes demandan una cantidad de energía que preocupa incluso a los propios investigadores del sector.
En respuesta, la estudiante de doctorado Miranda Schwacke, del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), lidera una investigación que busca inspiración en el cerebro humano para crear dispositivos capaces de pensar con menos energía.
Según MIT News, su trabajo podría marcar un antes y un después en la sostenibilidad de la IA, acercando la tecnología a un modelo más eficiente, biológico y consciente del impacto ambiental.
El entrenamiento de modelos cada vez más complejos incrementó la demanda energética en los centros de datos. Desde el Departamento de Ciencia e Ingeniería de Materiales del MIT, Schwacke señala una diferencia fundamental: el cerebro humano requiere solo una fracción de la energía que emplean los sistemas actuales para aprender y procesar información.
“Si observamos la IA en particular, entrenar estos modelos tan grandes consume mucha energía. Y si lo comparamos con la cantidad de energía que usamos los humanos al aprender, el cerebro consume mucho menos”, explicó Schwacke en declaraciones retomadas por MIT News.
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