Los bots conversacionales se han vuelto sinónimo de inteligencia artificial. Son el tipo de herramientas basadas en esta tecnología más populares y utilizadas por el grueso de los usuarios, desde que a finales de 2022 OpenAI lanzara ChatGPT, el chatbot más conocido del mundo y el que no ha parado de crecer, mejorar y evolucionar.
Aunque llevan menos de tres años con nosotros, ChatGPT y similares (Claude, Copilot, Gemini o hasta Grok de Elon Musk) se han convertido en una parte imprescindible de la rutina de millones de personas alrededor del mundo.
Se estima que el proyecto encabezado por Sam Altman tiene más de 400 millones de usuarios activos a la semana, y que más de 100 millones de usuarios lo utilizan cada día, sin contar que más de 10 millones están suscritos a la versión de pago.
Bot
Interactuar con un bot conversacional parece «magia», y la primera vez que se prueban es fácil quedar sorprendido a la vez que maravillado de sus posibilidades. Incluso los desarrolladores e investigadores todavía se quedan con la boca abierta al profundizar en ellos. De hecho, han descubierto que cambian su comportamiento para resultar más agradables.
Los chatbots buscan parecer lo más agradable o socialmente deseables posible
Pronosticar el comportamiento de un bot conversacional es algo extremadamente complicado, por no decir imposible. Y si no que se lo pregunten a Riley Goodside, experto en la materia, que probó Grok 3 y se sorprendió de lo agresivo que era su nuevo modo de voz. O la IA que alaba todo lo relacionado con el nazismo.