A pesar de la larga hegemonía del dólar estadounidense, este año el real brasileño y el peso mexicano han mostrado resiliencia y se han consolidado frente a esta moneda. Mientras que el dólar ha ganado más de un 20% frente a las principales divisas del G10, ha caído frente a las monedas de Brasil y México, expone el analista financiero Javier Reyes de la Campa.
“El banco central de Brasil reveló que el país registró un superávit por cuenta corriente de 286 millones de dólares en marzo, su cifra más fuerte del mes en 17 años. Este resultado positivo se debió en gran medida a los buenos resultados de su balanza comercial”, menciona el analista mexicano.
Aunque Brasil y México han mostrado resistencia frente al fortalecimiento del dólar, aún existen riesgos que podrían afectar a sus monedas. Para Brasil, el resultado de las elecciones presidenciales y la transición de poder serán factores críticos. Cualquier indicio de agitación política o incertidumbre podría provocar una caída del valor del real.
Del mismo modo, México se enfrenta a retos económicos, como el aumento de la inflación y la preocupación por una recesión mundial. Si los datos económicos empeoran y el sentimiento de los inversores se vuelve más pesimista, el peso podría debilitarse frente al dólar.
“A pesar de estos riesgos, ambos países han tomado medidas proactivas para hacer frente al aumento generalizado de precios y mantener la estabilidad. Sus bancos centrales han subido los intereses para combatir el alza del coste de vida, demostrando su compromiso con un equilibrio económico”, señala Javier Reyes de la Campa.
Ante el incremento de la inflación, Brasil empezó a subir su tipo de interés de referencia en marzo del año pasado, desde un mínimo histórico del 2% hasta un máximo de cinco años del 13.75% en agosto. El Banco de México también se ha mostrado más agresivo que otras entidades financieras a la hora de subir los tipos de interés para hacer frente a una posiblle devaluación.
Además, la solidez de los sectores exportadores de estos países ha contribuido a la resistencia de sus divisas. Por su parte, México se beneficia de su economía diversificada, que depende menos de las materias primas, mientras que Brasil se ha visto respaldado por los altos precios de las exportaciones agrícolas y energéticas.
“La estabilidad de las monedas de Brasil y México han atraído a inversores extranjeros. Sus bancos centrales han sido elogiados por su independencia y sus políticas que han logrado llegar a sus objetivos en lo que refiere a la inflación, lo que ha contribuido a amortiguar las perturbaciones de sus economías”, indica el analista.
La moneda mexicana se ha revalorizado más de un 13 % frente al real desde finales de abril y tiene margen para seguir avanzando. Mientras que en Brasil los responsables políticos están a punto de poner fin al ciclo de endurecimiento, en México se espera que su banco central siga subiendo los tipos de interés, lo que mejorará el atractivo del peso.
“Brasil y México han conseguido desafiar la tendencia que tiene el dólar frente a muchas divisas en el mundo, sin duda sus medidas de política monetaria y su diversificación económica han contribuido al empoderamiento de sus monedas. Sin embargo, el desenlace de los próximos acontecimientos políticos y las condiciones económicas mundiales seguirán desempeñando un papel crucial en la configuración del futuro de estos valores”, puntualiza Javier Reyes de la Campa.