La inteligencia artificial cuántica se refiere al uso de la computación cuántica para el cálculo de algoritmos de aprendizaje automático. Con las ventajas computacionales de la computación cuántica, la IA cuántica ahora puede lograr resultados que no eran posibles con las computadoras clásicas.
La revista Nature Nanotechnology publicó un artículo recientemente en el que los científicos propusieron un nuevo método: diseñar una computadora con inteligencia incorporada y usar los espines cuánticos del átomo para revolucionar la computación como la conocemos.
Computación de próxima generación
Para comprender este concepto, cubramos los conceptos básicos de la computación neuromórfica. En lenguaje común, la computación neuromórfica intenta imitar la forma en que funciona un cerebro humano. Desde una perspectiva técnica, la computación neuromórfica se ocupa de la ingeniería informática en la que los elementos de una computadora, tanto el hardware como el software, están conectados de acuerdo con el sistema nervioso humano y el sistema cerebral.
Los ingenieros estudian varias disciplinas como informática, biología, matemáticas, ingeniería electrónica y física para crear estructuras neuronales precisas. La computación neuromórfica tiene como objetivo crear dispositivos que puedan aprender, retener información y hacer deducciones lógicas como lo hace un cerebro humano, una máquina cognitiva. Además, también intenta probar cómo funciona el cerebro humano al recolectar nueva información.
Como un paso adelante en la tecnología de inteligencia artificial, la computación neuromórfica permite a los robots integrados con hardware informático pequeño tomar sus propias decisiones en el futuro.
El cerebro cuántico
El cerebro cuántico es un excelente ejemplo de computación neuromórfica, el futuro de la computación. Nuestros cerebros humanos utilizan señales enviadas por nuestras neuronas para realizar todo tipo de cálculos. De manera similar, el cerebro cuántico utiliza átomos de cobalto en una superficie superconductora de fósforo negro para imitar el proceso de las señales del cerebro humano.
Los átomos de cobalto tienen propiedades cuánticas como estados de espín únicos que transportan información para estimular el «disparo de neuronas» con voltajes aplicados. Esto ayudó a los átomos a lograr un comportamiento autoadaptativo basado en los estímulos externos.