Según la Global e-Sustainability Initiative, GeSI, por ejemplo, la tecnología de inteligencia artificial tiene el potencial de reducir 9.7 veces más emisiones de carbono de las que emite. El avance más significativo para la sostenibilidad es la capacidad cada vez mayor de generar, capturar, transmitir y aprender de los datos. Las implicaciones de lo que podemos hacer con estos datos son enormes y serán una característica fundamental para la agenda de sostenibilidad.
Aplicaciones de la inteligencia artificial
La analítica avanzada, habilitada por el aumento de la calidad y la cantidad de datos de los dispositivos conectados en una operación proporciona a las organizaciones información mucho mayor sobre su eficiencia. Esto puede ayudar a identificar oportunidades para reducir los impactos ambientales en toda la operación, por ejemplo, a partir de patrones de consumo de energía, que pueden adaptarse en consecuencia. De la misma manera, la inteligencia de la experiencia del cliente se puede utilizar para mejorar el proceso de fabricación, produciendo solo lo que necesitamos.
La adopción de la IA para abordar el cambio climático también está creciendo, con casos de uso exitosos en torno al seguimiento de las emisiones de GEI y el seguimiento de las fugas de GEI en los sitios industriales, así como el uso de la IA para mejorar la eficiencia energética de las instalaciones y los procesos industriales.
La IA también se está utilizando con éxito para diseñar nuevos productos que reduzcan los desechos y las emisiones durante la creación de prototipos, la producción y el uso.
La inteligencia artificial está desempeñando un papel en la reducción del desperdicio de productos alimenticios y materias primas al mejorar la planificación de la demanda, también se está implementando con éxito para la optimización de rutas y la gestión de flotas para empresas minoristas, automotrices y de productos de consumo.
James Robey es director de sosteniblidad corporativa en Capgemini.